28/12/2010 | Por el presidente Benjamín Quarin | 1237 Lecturas

Los 70 años de Villa Cubas

“70 años de nuestro querido club, el de los villacubanos, el de ‘Los Leones’ del Altiplano, el de la ‘República’ de Villa Cubas.

Me remonto al momento de su creación y cabalgando en mi fantasía, me ilusiono con el sueño y el atrevimiento de dialogar con los que gestaron la idea de su creación. A ellos les digo que la idea fue brillante y que seguramente en ese entonces ni el más optimista podía imaginar lo que es hoy el club.

También que fue acertada la elección de nuestros colores, con el blanco de la pureza, como el amor al club, y el rojo de la pasión que identifica y caracteriza al barrio.

Otro acierto fue la imposición del nombre, primero por que tenemos nombre propio y habrá un solo Villa Cubas en el mundo, segundo por que no recurrieron a identificarse con un club de otro pago, y tercero por que honraron el nombre de José Cubas, Gobernador de nuestra provincia, a quien un gobierno nacional hizo decapitar, pretendiendo acallar su digno pensamiento y accionar federalista.

Desde su creación a nuestros días, el club transitó caminos brillantes, otros chatos y opacos, y algunos malos, dependiendo de quienes conducían su destino. Lo seguro es que el club será eterno.

Si hoy estuvieran en esta vida, verían asombrados un mundo totalmente distinto de aquel de hace 70 años. La tecnología avanzó a pasos agigantados, muchas cosas cambiaron en el hombre, unas para bien y otras para mal. Se lograron derechos, se valoro a la mujer con la que construimos este mundo, codo a codo, sin diferencias. Aparecieron males que hacen estragos como la maldita droga que mata el presente y futuro de niños y jóvenes. En lo que el mundo sigue igual es en el hecho de que la buena gente sigue siendo la gran mayoría.

Desde mi fe religiosa, creo que Dios y la Morena Virgen del Valle estuvieron siempre con el club, fundamentalmente en los momentos extremos, en aquellos en que el desconcierto y la incertidumbre dijeron presente.

En lo personal y como un simple vecino e hincha fui testigo de instantes de felicidad y prosperidad y de otros malos en los que la bandera amenazante de un posible remate flameaba y que me obligaron a comprometerme y formarme como un humilde dirigente deportivo. El Club no es de alguien, es de todos.

Los instantes felices de la institución deben ser para goce de todos los villacubanos, y los malos deben obligarnos a los que en algún tiempo marcamos su destino a cerrar filas e ir en su ayuda. El dirigente y el socio no deben sentirse que lo son solo en una gestión o en un momento determinado, deben serlo siempre, especialmente cuando el club los necesita. Allí deben hacerse presentes y entrar sin golpear ni pedir permiso, solo con la intención de trabajar sin ningún rédito personal.

Pienso que el ser y sentirse villacubano no pasa solo por una cuestión geográfica marcada por el feliz hecho de haber nacido o vivir en el barrio, sino por un sentimiento. Ese sentimiento ya traspaso los viejos límites del barrio. Nos identificamos por un fuerte sentido de pertenencia, por la pasión y el amor a nuestros colores. El villacubano hace de esta condición un orgullo y lo sustenta y justifica en razones lógicas y otras de puro corazón, como en lo lindo que es un barrio, en su historia, su gente, sus personajes y en su club. El villacubano presume de serlo y jamás reniega de esto, y cuando no está en el barrio, lo sufre y valora.

Enorgullece el respeto que el club se ganó a lo largo y ancho de esta hermosa Catamarca. En provincias vecinas muchas veces hemos sentado importante presencia deportiva y siempre acompañados por sus ‘leones’ villacubanos, nunca estuvo solo, siempre hay y habrá algún hincha entonando sus cantos y haciendo flamear orgulloso y desafi ante, su bandera.

Los que hoy estamos al frente del Club, no le pedimos nada a él, por que nos dio y nos da demasiado y si nos comprometemos al trabajo y la honestidad.

Mis respetos y agradecimientos a todas aquellas personas que desde cualquier lugar hicieron posible este presente; dirigentes, hombres, mujeres y niños que vistieron y visten su camiseta, socios, hinchas, simpatizantes, vecinos y amigos, en su gran mayoría con chapa de anónimos. Pido a Dios y a la Virgen del Valle que continúe protegiendo a nuestro Club y a todos los clubes de nuestra hermosa tierra, que es esta querida y bendita Catamarca. Felicidades ‘León’.

 

Benjamín Quarín

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